miércoles, mayo 30, 2018

   Creía en un lugar que estuviera de tu parte, escondido del canto de cada mañana.
   Pero el tintineo de un par de alas hizo resonar el futuro en un momento etéreo.
   Te lanzaste al cabello del Sol. Y miraste a la duda del camino andado.
   No, no estabas equivocado al darle el arma a la melancolía. Por sí misma solo perdía la mirada del tiempo en el seno de la montaña.
   No será nunca más el jamás que arrastrabas por tus labios, azotándolo con vergüenza. Jugando con las palabras. 
   Anhelaba la compañía de tu mano que le robaba el ritmo a los mares. Pero el tiempo ha dejado obsoleto a este cuerpo que un día fue el fruto de una mentira reluciente.
   Al son de la brisa te habría llorado si hubiera vencido contra el sino de forma digna. En su lugar, me hizo cosmos y perdí inmóvil ante el aliento de las rocas.
   Y siglos después, no regresé a tu marcha y volví en mí misma. A los pies de mi arrodillamiento sentí mi pérdida y continué. 
   
   

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