domingo, agosto 06, 2017

   Bella marea que parte mi alma en pedazos estrellados por este oscuro horizonte rocoso. 
   Se olvida de la piel que un día respiró y sopla a la última luz despierta en aquella noche galopante.
   Recuerda años mejores, canciones llenas de sentimientos y movimientos.
   Por un alcohol que no cura y desobedece el orden de sus tormentos, por un poema dedicado a cada letra de la ruleta del destino, y tatuárselo a la lluvia en la sonrisa.
   Al calor dejadlo fuera con sus celos en el bar de la esquina.
  Querido, muérete al filo de una espada mellada, hablándote hasta el último momento entre vientos. 
   Por un ataúd que no tenga que ser ocupado con el anhelo de una ida o una vuelta.

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