miércoles, noviembre 16, 2016

  Besamos tantas enfermedades como amantes de camillas chirriantes, con flores estampadas en un vestido vacío de huesos con florecimiento de deseos en cada temporada.
   El sol gotea y se vacía gritando, agonizando y explotando en cada una de esas gotas.
   Estallar en un silencio tan vil que se atreve a brillar y a no comprender a la nada infinita separada por el ser.
   Escribir en una letra tan airada que el odio nos corta las manos y los ojalás.
   Ojalá el mundo, ojalá el amor, ojalá vida y sigue siendo un no ser en pesadillas llenas de estrellas luminosas y ardientes. 
  Si sembramos locuras y nos perdemos en las cuevas del tiempo, puede que todo se arregle y cavemos las mentiras e ilusiones de las que está llena esta bomba, atrapada en una guerra ya anciana.
   No habrá comas que separen los tiempos de paz de los de miradas-granada.
   No sentir, no decir, no declarar.
   Confundir y no comprender que la vida sigue ahí.

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