domingo, mayo 08, 2016

   La pasión.
   Mi pasión.
   La que raya la bóveda de mi cielo con cada decisión.
   La que hace que me enamore de sentimientos que revolotean en el aire.
   La que hace que, aunque me vista con plataformas, en el mundo me vea insignificante.
   La que hace que tome pastillas para dormir con el sueño, la que me intoxica si la beso y me hiere cuando, con ella me acuesto.
   Puede que me odie tanto como para hacer que mi sangre sea como el carbón.
   Mi pasión, mi dulce pasión.
   Que yo no la he elegido y ella a mí tampoco, pero la amo.
   Hace que me enrede en recuerdos, que me den espasmos de deseo y que apure los cinco minutos y no llegue a tiempo.
   Es cierto que sigo arriesgando el último suspiro en el agua.
   Y ahora no escribo con música y solo me acompaña el silencio que canto llorando.

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