de
león con el que amaneces.
Crea
constelaciones con recorridos
imaginarios
por los lunares del
cielo
de tu piel.
Enamórate
de los cometas amarillos
que
vuelan en tus ojos castaños.
De
las cicatrices-marcapáginas
de
tu vida que derrochan sentimientos
mezclados
con un poco de recuerdos.
Enamórate
de tus silencios-no-incómodos
y
la euforia de tus sábados de noche.
De
tus historias que sacas de la música
de
las tardes de fechas y apuntes.
Enamórate
de los gritos de piano con susurros
de
violines y aulla con las guitarras.
De
tus letras sin medida
con
fondos blancos, llevando tinta
a
las miradas, esperando con el corazón
a
mil en una curva de cincuenta.
Enamórate
de tus pensamientos románticos
que
se deleitan en la soledad de una
vela
encendida.
De
las salidas de color en el límite
de
tus pinturas y, es que, como siempre,
te
pasas de la raya al ser tú misma.
Enamórate
de tus fotografías delicadas
a
las que llamas restos de tierra
de
reloj de arena.
De
querer estallar tu imaginación
para
demostrar los sin-límites de
tu
inspiración.
Querida,
porque sin darte cuenta
pasas
por la vida silenciosa y dando guerra,
porque
miras el mundo como una cueva
en
las que en el techo nunca sobran luces.
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