Que me enamoraba con cada una de las perlas de su collar.
Ella misma, era el oro desgastado del broche que llevaba siempre en la camisa.
Era las suaves teclas, el color negro de estas, que rodeaba a las blancas, la oscuridad que las velas mata.
Es tan escasa que quiero bebérmela para tenerla siempre conmigo porque, aunque, hay veces que arrojamos el amor por más veces que se quiera, me es imposible vivir sin él, aunque no sea humano, sigo perteneciendo a este mundo, en el que sigo caminando.
Porque ella es la niebla con la que viajo, las estrellas que me guían a matar.
La necesito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario