Como un pájaro curioso, atravieso el papel delicado, traslúcido e inútil que es la propia mentira.
Me hundo en el umbral de mi sueño, de tierra y agua, en la que me traga el vacío.
Vacío que no es nada. Nada que me come y se convierte en todo. Todo que, en realidad, es nada.
No sé cuando termina lo mío y empieza lo de los demás.
Soy como la habitación a medio habitar de un estudiante que no sale de sus dudas y amigos perdidos entre heroína.
Se me siguen durmiendo las piernas cuando alguien me mira fijamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario