lunes, diciembre 07, 2015

   Y como si fuera la primera vez que te viese, rodeado de pequeños soles, imitando las mañanas que te recordaba y deseaba que muriesen para volver a verte.
   Sigues llevando corazones en camisas azules en las que vas derrochando brisa y tristeza que esculpes en hojas llenas de arena, huyendo de manos amigas.
   Y que alguien me explique por qué te ven tan peligroso como la cobarde que llena de veneno las lágrimas que los reyes dicen que beben de los santos.
   En aquel momento lejano en el que mi cielo me dio el título más corto de mi vida para hacerme creer ángel y ver cómo llorabas bajo la lluvia y suplicabas que la sangre volviese y no se mezclase con el asfalto.
   Tú, que no te dabas cuenta de tu tristeza incontrolable, me hundía bajo tierra con la presión que hacía contra mi pecho con mi propia mano y me llevaba a lo más profundo de la tierra, donde no podías darme gloria.
   Te seguiré recordando mientras seguíamos muriendo y jurando amor eterno. Dejabas que las puertas de tu aliento dijesen ´´adiós`` a todos los ojos que te veían, pero no te contemplaban.
   Tropezabas con los rayos del sol que querían hacerte brillar. Aún gritabas tu vida, queriendo poseerla.
   Y qué peligroso es tener una pistola en un cojín de satén ofrecida por los mismísimos vasallos del amor y los santos.
   Quitar el seguro, en una iglesia que me había dado su bendición,era tan ruidoso como rogar la paz.
   Sigue recorriendo la nostalgia por nuestras venas sin haber vivido nada.

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