sábado, marzo 21, 2015

   Cada noche pienso qué problemas puede tener la gente. 
   El chico que ha pasado dos veces por mi lado, cojeando. Con las zapatillas y la ropa emanado desgaste de ellas por el tiempo de todo su descuidado uso.
   El pensamiento de un hombre queriendo ser la mujer que siempre ha llevado dentro y, no saber si sus padres conservadores con respecto al cambio, aceptarán mirarlo sin pantalones sección varón y sin una chica bajo el brazo.
   En que, como en las películas está lloviendo en el entierro del padre del chico que me dio un pasado y me siento inútil al no poder hacer nada. 
   En que, de pequeña me daba rabia que la lluvia se quedara en los surcos de las baldosas de la calle y, me daban ganas de coger el suelo y hacer que el agua resbalara para que por fin, no tuviera esa sensación de agobio.

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