lunes, noviembre 13, 2017

   Burdeos se desliza por las paredes, cubiertas de flores y plantas secas de un extraño verde asesino y sensible. Se deja de "pensar por" y comienza el "sentir gracias a". 
   Una suave voz se abre entre las cortinas negras manchadas de una luz brillante que no se va.
   Te dejas morir demasiadas veces en la bañera con la punta de un cañón en cada ojo. 
   Ese verde asesino resbala por tu garganta demasiado deprisa como para no quedarse dormida entre toda esa ropa mojada. 
   Tanta música abierta y tantos libros sonando...
   No te concentras en la plata que toma tu piel a mentiras, ocultando el alma. 
   Y en los armarios llaman los fantasmas del presente, con los años arrastrando.
   Y que el humo de ese cigarro mal fumado se adueña del ambiente de encanto de tristeza, pintando con suspiros.

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