lunes, julio 24, 2017

   Demasiado. Piensa. Respira. Despierta. Cierra los ojos.
   Aquí está la frontera. Qué vida. Dónde está.
   Qué hago. Responde. Cierra aquella puerta que se te ha quedado abierta por la que trasluce una voz rítmica.
   Respira. Blanco. No. Abre.
   ¿Qué palabras son las mejores? Describe la arboleda del universo negro ligeramente iluminado por aquellas manos, que se extienden y no paran de crecer y derramarse como un cuerpo en mi cama.
   Suspira. Busca la frontera. Blanco. Manchas de tinta. Dónde. Blanco. Aquí.
   ¿Por qué escribir con palabras tan poco sentidas asentadas en mi bolígrafo de 0,5?
   Derrota. Palabras. Cama. Cuna. Manos. Frío. Dónde. Allí. Aquí.
   Qué ligera es esta tierra que cambia continuamente en cursivas y encuadernaciones. Dejándose vencer a los golpes de letras. Y es que solo escribo con 27.
   A ver si alcanzo a la primera y la última para columpiarme de ellas hacia mi vida en tinta.

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