Al último suspiro del final cansada de sostener miradas y alientos.
Condenada a vivir con pantalones rotos y letras desfiguradas amadas por el odio de su pluma deprimente.
Donde se contempla la belleza en un mundo sin terminar, con miedo a estallar.
Porque la verdad es que nada es real.
Y que todo se vaya la final, porque realmente las emociones las medimos en tinta, decoradas con acuarelas sin sentido en dieciséis infinitos.
Morir en los rincones de cada edificio y sufrir con cada ladrillo.
Contemplar las carreras de lágrimas del cielo.
Sin sentido da la vida.
La razón siempre se equivoca y la igualdad es tan falsa como el dinero.
Cada cursiva llena de ira en curvas descontroladas.
A morir ya.
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