lunes, mayo 19, 2014

   Te veo, lo primero. Me llenas la mirada.
   Un mar de ti. Un paraíso de ti.
   Pero un silencio escondo en mí.
   Eres como las formas que se cuelan en mi habitación. 
   Puedes ser tan radiante como la luz del sol moviéndose por el mundo o las sombras que se suman en los meses de invierno. 
   Eres tan hiriente, molesto y egocéntrico... Pero simplemente me haces sentir tan bien que mi pluma ya se ha cansado de odiarte. 
   Eres como los violines cual sonido suave pero potente tanto quiere mi cerebro. 
   Luz, oscuridad, verde. Mi verde.

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