sábado, junio 22, 2013

Esos queridos recuerdos, los que en ese pasado me hacían tan feliz, que las mariposas salían de sus capullos e intentaban salir de mi estómago y me provocaban cosquillas que empezaban en el estómago hasta la garganta. Esos nervios que no me dejaban pensar con claridad y que me hacían gritar en medio de la calle por su culpa, por esa imagen, todo lo demás desaparecía. Los neumáticos de los coches gastándose por el asfalto, los pájaros sobrevolar nuestras cabezas, la brisa suave que me acariciaba la cara, los torpes pasos de las señoras ancianas, los gritos de los niños y las conversaciones de mis amigos. Solo veía esa camiseta negra y esos ojos marrones que parecían que podían ver dentro de mí. Al principio me sentía tan observada aunque solo estuviera él... Ahora solo me he acostumbrado a que me mire, pero no a esa sensación de vigilancia que me pone los pelos de punta, pero que tanto me gusta. Sé que no le importo, pero ya el estar a su lado o que simplemente sea él le hace importante. Es especial.

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